Una transición rápida a la enseñanza en línea
En septiembre de 2017, un terremoto azotó la Ciudad de México y la escuela donde trabajo quedó imposibilitada para usarse. En apenas una semana tuve que capacitarme en el uso de nueva tecnología, replantear las actividades y el temario, y reanudar mis clases a distancia. Aunque en contextos distintos, la premura y el estado emocional que enfrentamos hoy ante la contingencia de COVID-19 es similar a mi experiencia previa con el terremoto. Les comparto mis experiencias y algunos consejos que me ayudaron a tener una clase exitosa durante un periodo de transición acelerado.
La tecnología es un factor importante que debe considerarse, pero para mí lo más importante fue determinar qué aprendizaje deseaba que se llevaran mis estudiantes y con base en eso reestructurar mi forma de enseñar. Pregúntense: ¿qué deseo que mis alumnos se lleven de mi curso? Me arriesgo a aseverar que la mayoría de ustedes responderá “habilidades” en vez de contenido específico.
Con eso en mente, lo primero que hice fue desbaratar mi planeación y reorganizarla de la siguiente manera: identifiqué los temas prioritarios, enfocándome en aquellos que fueran necesarios para los exámenes estandarizados, las evaluaciones regionales y/o el desarrollo de competencias científicas. En segundo lugar, clasifiqué los temas complementarios que me permitieran potenciar el desarrollo de habilidades en los estudiantes. Por último, los contenidos prescindibles quedaron en lista de espera por si el tiempo lo permitía.
Una vez finalizado el ajuste a mi temario, me dispuse a elegir nuevas actividades pero sólo para la primera semana de clases. El desgaste físico y mental requerido para la planeación académica de un curso entero, aunado a la fatiga emocional de enfrentar una situación de emergencia, es mucho. Es importante que tomemos el tiempo de cuidar nuestra salud a la par de cuidar de nuestros estudiantes y nuestra clase. Avanzar semana a semana con la selección de nuevos recursos para la clase en línea nos permite hacer una mejor elección de material, además podemos sondear y adaptarnos al avance y la respuesta de nuestros estudiantes al contenido y al aprendizaje a distancia.
Es importante tener en cuenta que la atención de los estudiantes disminuye considerablemente cuando se toman clases en línea, ya que el estímulo visual está enfocado en un sólo lugar, el dispositivo electrónico. En un curso sobre clases en línea que tomé, se sugirió disminuir el tiempo de clase en un 15-20%. Esto ayuda a los estudiantes a concentrar su energía y atención en los contenidos de la materia y no en contar el tiempo que falta para que termine la clase.
Al momento de seleccionar las nuevas actividades, busqué las que demandaran a mis estudiantes más trabajo mental y que al mismo tiempo tomaran menos tiempo para completar. Por ejemplo, antes del terremoto, solía abordar el tema de Dogma Central en tres sesiones de 50 min. En la primera sesión, mostraba a los estudiantes la película “La doble hélice” junto a la actividad de seguimiento a modo de introducción. En la siguiente sesión, explicaba los procesos de transcripción y traducción usando una presentación de Powerpoint y discutiendo dos ejemplos. Por último, cerraba el tema con una sesión dedicada a resolver ejercicios en el pizarrón utilizando una lista de secuencias de ADN para ser transcritas y traducidas juntos como grupo.
Para mis clases en línea cambié esas tres sesiones por dos de la siguiente forma. En la primera sesión explico brevemente qué es transcribir y traducir, y después muestro las animaciones cortas “Transcripción del ADN (versión básica)” y “Traducción (versión básica)” de BioInteractive. Cierro la primera sesión iniciando la actividad de “Genética molecular del color de pelaje en ratones de bolsillo” la cual completamos en la segunda sesión.
Otro tema prioritario que mantuve en mis clases en línea son los patrones de herencia. Para esto, modifiqué la manera en que trabajamos la actividad “Genética Mendeliana y probabilidad”. En lugar de pedir a los estudiantes que completaran el PDF a mano como hacíamos en la clase presencial, compartí el PDF editable con mis alumnos vía Google Classroom. Utilicé la función “Grupos” en Zoom para dividir la clase en pequeños equipos virtuales y le solicité a cada equipo que un alumno compartiera su pantalla para que todos los integrantes del grupo pudieran contribuir al PDF editable. Luego de que cada grupo completó sus PDFs, cerré las pequeñas sesiones virtuales e hice que la clase discutiera las respuestas compartiendo sus pantallas, con un estudiante presentando a la vez.
Dado que mantener una comunicación constante es esencial para el éxito en la educación a distancia, comencé chats grupales en WhatsApp (también puedes usar Remind, que es una app gratuita) con cada clase. La comunicación por este medio es más personal e inmediata, en comparación con los correos electrónicos que requieren más tiempo.
Finalmente, nuestros estudiantes son el mejor termómetro para determinar si lo que estamos haciendo está funcionando. Después de varios días, pude notar que mis estudiantes estaban cansados de estar frente a la cámara de seis a siete horas al día. Ellos agradecieron que tomara el tiempo para preguntar sobre sus sentimientos y emociones antes de comenzar la clase (esto los hace sentir cuidados e importantes), que mantuviera la clase dinámica usando diversas actividades y que no asignara tareas adicionales que requerían más tiempo en la computadora.
Las crisis implican enfrentar nuestros miedos y estar abiertos al cambio para salir adelante. Los temarios y los estándares son guías, pero nuestros estudiantes son el presente y el futuro, lo que ellos necesiten es lo que debemos poner como prioridad. Como maestros lo sabemos con sólo verlos o hablar con ellos, incluso a través de una cámara web.
Cinthya Fernández es profesora de preparatoria y universidad en el Tecnológico de Monterrey, Campus Ciudad de México. También es capacitadora de profesores en temas de educación multicultural, STEM y educación inclusiva. Su gran pasión siempre ha sido STEM y la educación, lo que la ha llevado a involucrarse en diferentes iniciativas, incluidas BioInteractive y FIRST FRC. Ella ama los deportes, en especial el fútbol americano y el soccer, así como leer novelas de misterio.